_ Jose Luis Martín Martín
Comenzaré indicando que soy padre de dos niños, con un intervalo entre ambos de seis años, y por tanto cabría pensar que la experiencia que aplique con el primero sería extrapolable a la que aplique en el segundo, pero hablando de ciberseguridad es una cosa que no tengo tan clara ya que lo que aplica hoy puede ser que no aplique dentro de seis años. Sin embargo, sí que hay ciertas prácticas que podré aplicar a ambos y son: la concienciación y aplicar el sentido común.
Dicho esto, me gustaría dividir mi preocupación en tres etapas que podría determinar como:
Primera Etapa. Dependencia tecnológica de los padres.
Esta etapa abarca más o menos desde que nuestro hijo nace, hasta que cumple los tres, cuatro años (depende mucho del talento del niño con las nuevas tecnologías). En esta etapa son los padres quien se debe de concienciar de los riesgos a los que están expuestos los pequeños respecto a la ciberseguridad. Se me ocurre como principal ejemplo las fotos que tomamos de forma “casi abusiva” a nuestro bebé (sobre todo si es el primero) y que subimos alegremente a las redes sociales, los clouds gratuitos, herramientas de mensajería, etc. Para ello, tenemos que ser conscientes de que una vez subida una foto a nuestra red social, perdemos el control sobre ella, incluso en algunos casos esa foto deja de ser propiedad nuestra, pudiendo ser difundida masivamente sin nuestro consentimiento, aunque esto lo soluciona en parte la nueva RGPD. Por tanto, la regla a aplicar en este caso es el sentido común, pensar antes de compartir fotos de nuestro bebe con el mundo, cuales son los círculos a los que vamos a enseñar nuestras fotos, si estas pudieran comprometer en algún futuro a nuestros hijos (por muy graciosas e inocentes que nos parezcan) y sobre todo tener bien configurada los apartados de seguridad y privacidad en nuestras redes sociales, teniendo claros que uso darán las compañías a los datos que compartimos o guardamos.
Segunda Etapa. Dependencia parcial de los padres.
En esta etapa, nuestros hijos dependen bastante tecnológicamente de nosotros, pero a medida que van aprendiendo a usar la tecnología los riesgos que corren ellos y los padres son mayores. Esta etapa yo la abarcaría entre los cuatro, cinco años hasta los diez u once y aquí los principales riesgos que veo son:
- Visionado inapropiado de contenidos. Si, esto no entraña un riesgo de seguridad, pero me parece importante indicarlo, ya que la curiosidad de los niños y la facilidad que por ejemplo les da un dispositivo móvil de pasar de una información a otra relacionada (ejemplos, videos de youtube), puede desembocar a visionar contenidos que no son apropiados para ciertas edades (contenidos violentos, de alto contenido sexual o simplemente de mal gusto). Es por ello, que vuelve a entrar aquí el sentido común de los padres ayudados con las tecnologías, aplicando los controles parentales que tienen las apps o incluso los dispositivos.
- “A salvo” con las apps que dependen únicamente de los padres. Al igual que un niño tiene curiosidad por saltar de un video a otro, también lo hará con usar nuestro dispositivo abriendo todo nuestro cajón de aplicaciones sin ninguna piedad, incluso llegando a instalarse apps (que no pasaría nada si “ohh cielos, puedo comprar con solo un click”, entonces aquí corremos un riesgo de crearnos un agujero en nuestras cuentas. Soy de los que piensa que no hay nada malo en que los niños inspeccionen con las nuevas tecnología, pero aquí hay que aplicar también el sentido común y usar los mecanismos que nos ayuden a proteger nuestros datos y aplicaciones como son proteger nuestras apps con contraseñas (numéricas, patrón, biométricas), los pagos con 1 click son muy cómodos, pero poco seguros si nuestro dispositivo queda fuera de control.
- ¡Cuidado con los juguetes electrónicos! Existen juguetes electrónicos, los cuales interactúan con aplicaciones que tienes que instalarte en los dispositivos móviles y que pueden vigilar mediante escuchas (si los juguetes poseen un micro) nuestros hábitos, o tomar imágenes nuestras sin permiso, si estos juguetes poseen cámara. Por tanto, entra de nuevo el sentido común del padre para saber que toda app que sea descargada, debe ser bajada de un sitio de confianza.
Tercera Etapa. Independencia tecnológica total de los padres
Personalmente es la que más temo, nuestros hijos son totalmente independientes en el uso de las tecnologías.
El principal trabajo, que debemos haber hecho hasta ahora es como hemos dicho en el párrafo principal de concienciación de los riesgos que tienen en el uso de las nuevas tecnologías.
¿Y que pasa a partir de los once, doce, trece años…? pues que entran en la famosa “edad del pavo”, la pubertad, la edad en la que “saben más que los padres”, pues bien, personalmente me preocupa mucho, pero tengo clara dos cosas. La primera, es que de alguna manera, tengo que seguirles concienciando de los riesgos que tienen el uso de las nuevas tecnologías de forma encubierta (es decir, concienciar sin que se note que es la manera más eficaz de influenciar) y la segunda es, esforzarme por ir por delante de ellos en cuestión de las nuevas tecnologías (conociendo a quien nos enfrentamos, prepararemos mejor la defensa, un análisis de riesgos puro y duro).
Y que cosas me preocupan actualmente:
- Ciberacoso: Creo que es un problema bastante grave y que puede anular por completo a nuestros hijos. La solución pasa por la concienciación del uso responsable de las redes sociales. Ayudarles a generar una red de confianza, que aprendan a valorar la información que comparten, indicarles que no deben compartir las claves de acceso con nadie, que no dejen el dispositivo con acceso a las apps a otras personas (él exceso de confianza puede ser un riesgo importante) y tenerlo controlado en todo momento. Pero sobre todo, crear un vínculo de confianza con los padres para que si les ocurre algún tipo de acoso de este tipo se les puedan ayudar. También en sentido contrario, es decir, lo que no quieras que te hagan a ti, no lo hagas.
- Grooming: Muy preocupante también, adultos se hacen pasar por menores con el fin de establecer contacto con chicos/as dando pie a una relación de confianza, pasando a un control emocional y posteriormente a un chantaje con fines sexuales. Para este tipo de riesgos pasamos otra vez a la concienciación, nuestros hijos deben de conocer la existencia de estos delitos y como detectarlos. La solución deberá pasar por una navegación segura, extremar las precauciones en conversaciones online evitando dar detalles de nosotros a personas desconocidas, ser consciente del uso que se le da a la cámara de un móvil o a la webcam de un pc.
- Sexting: No es tal un problema de seguridad, pero es algo que les puede crear muchos problemas. Se trata de utilizar los dispositivos para hacerse fotos y videos con connotaciones sexuales. El riesgo está en que una vez que el video se envía a cualquier persona (incluido el grupo de confianza) se pierde el control sobre el mismo. También puede ocurrir que el dispositivo sea robado y con él las imágenes que el dispositivo posee, pudiendo el atacante difundir las imágenes a su antojo (siempre y cuando el dispositivo no esté securizado, bien sea con password de acceso, acceso biométrico, patrón o incluso con cifrado del dispositivo)
Estos son un ejemplo de preocupaciones que actualmente tengo, pero seguramente cuando mis hijos lleguen a esta tercera fase, los riesgos se hayan multiplicado en función de los avances tecnológicos.
Resumiendo. Mis consejos a nivel global son:
Concienciación continua en materia de seguridad respecto a las nuevas tecnologías, sentido común a la hora del uso de los dispositivos y navegación por internet y crear un vínculo de confianza con nuestros hijos para que en el momento que pueda ocurrir algo en cualquiera de las fases (la seguridad 100% no existe) nos lo cuenten y seamos capaces de ayudarles.
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