Introducción
El presente informe recopila las ideas fuerza de la segunda edición del ciclo sobre Periodismo y Defensa organizado por Grupo Oesía, la APDEF (Asociación de Periodistas de Defensa) y la Universidad Complutense de Madrid.
Bajo el lema “La Guerra de Ucrania y el nuevo periodismo de defensa”, académicos, estudiantes y periodistas se sumaron a representantes de la Industria de la Defensa, las Fuerzas Armadas y los centros de estudios del sector para reflexionar sobre las implicaciones de la guerra, la comunicación y el periodismo.
Durante la jornada, representantes de ambos mundos debatieron sobre el importante papel de la Industria de la Defensa en el mundo actual.
Este documento pretende servir de herramienta de reflexión y documentación para todos aquellos interesados en la comunicación relativa a la Industria de la Defensa, y evidencia la necesidad de informar y educar a la sociedad española en una cultura de la Defensa.
Participaron de la jornada el presidente ejecutivo de Grupo Oesía, Luis Furnells, Jorge Clemente, decano de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, Miguel Ángel de la Cruz, presidente de la APDEF, Rafael Moreno, ex corresponsal de guerra, director de comunicación y relaciones institucionales de Santa Bárbara Sistemas y profesor de periodismo, Ricardo Martí Fluxá, presidente de TEDAE, Jesús Argumosa, general de división y ex jefe de la Escuela de Altos Estudios de la Defensa, Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, Juan Pons, coronel del Ejército de Tierra, especializado en asuntos espaciales, aeronáuticos y de defensa, Íñigo Nieto, capitán de navío, responsable de comunicación estratégica del EMAD y especialista en guerra informativa, Laura de Chiclana, corresponsal de guerra premiada por la APM 2023, Juanjo Fernández, redactor especialista en Defensa de El Confidencial, y Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales de la UCM.
La importancia de la Industria de la Defensa
Un elemento clave para la disuasión
La Industria de la Defensa tiene un papel fundamental como barrera de protección por su poder de disuasión. En última instancia es la que salvaguarda nuestros valores democráticos y la libertad.
La guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto que la seguridad de nuestras fronteras no está garantizada. Las naciones europeas necesitan contar con elementos que garanticen su seguridad. El estallido de la guerra en Ucrania nos ha hecho recordar lo importante que es estar protegidos frente a posibles amenazas externas, y para ello el primer paso es contar con elementos disuasorios que mantengan esa protección, nos permitan salvaguardar nuestro modelo de vida y evitar que desde el exterior quieran imponernos otros modelos de sociedad mediante el uso de la fuerza.
Es necesario invertir en la Industria de la Defensa, no para librar guerras, sino para que esa protección sea efectiva y estemos preparados para responder cuando se producen situaciones como la actual. Hay que tener capacidades y recursos para la disuasión.
Un elemento clave para la economía
El Gobierno se ha comprometido a alcanzar para 2029 el 2% en el presupuesto dedicado a Defensa. De esta forma cumplirá el compromiso de Cardiff que se alcanzó con la OTAN. Esta decisión histórica y valiente por parte del Gobierno es también una decisión importante para la economía española, porque la industria de la Defensa factura en torno a 7.000 millones de euros, genera unos 50.000 puestos de trabajo directos, beneficia a alrededor de 200.000 familias y tiene capacidad para vertebrar el territorio nacional.
Necesitamos hacer una inversión mucho mayor para que la Industria de la Defensa sea capaz de protegernos y apoyar realmente a nuestros socios y contribuir a la defensa a nivel europeo.
Los pasos que se han dado como industria en los últimos tiempos han sido de gigante. Aunque no dispone del tamaño que sería necesario, ha salvaguardado una inversión y una capacidad suficiente que nos ha permitido alcanzar un cierto grado de relevancia en el entorno europeo, tanto por precio como por calidad, y exportar productos y tecnología.
En estos momentos, la Industria de la Defensa española está dando un salto cualitativo y cuantitativo. Si lo completa, no solo contribuirá a nuestra situación económica, también lo hará en materia de reputación porque será una forma más de que exportemos la marca España.
Un elemento clave para apoyar a nuestros aliados
La industria es necesaria para ganar las guerras. Si no dispones de una industria suficiente, como le sucede a Ucrania actualmente, es imposible ganar una guerra. Es en ese momento en el que tienes que poder contar con aliados que te permitan aguantar y afrontar los retos de una guerra.
Ucrania está contando con el apoyo de las potencias occidentales y, sin embargo, su aportación se está demostrando insuficiente. Europa llevaba más de 70 años sin vivir una guerra de cerca y cuando ésta ha vuelto, nos hemos dado cuenta de que no estábamos suficientemente preparados, como industria, para responder a nuestros compromisos.
La guerra de Ucrania se ha convertido en una guerra de desgaste, de trincheras, sin avances significativos por una mera cuestión productiva. Ni Rusia ni Ucrania cuentan con una industria y una capacidad productiva suficiente como para avanzar y dar pasos significativos.
Un elemento clave para la soberanía nacional
La Industria de la Defensa es fundamental para cumplir con 3 objetivos clave para cualquier nación:
- Proteger la libertad, los derechos y el bienestar de los ciudadanos
- Garantizar la defensa de la nación y los valores constitucionales
- Contribuir a la seguridad internacional, en tanto socios y aliados
La Industria de la Defensa es capaz de generar soberanía nacional para los países, y también una industria que permite la autonomía estratégica de Europa.
Un elemento clave para la innovación y el desarrollo tecnológico
La Industria de la Defensa es intensiva en el uso de la tecnología. Tiene una fuerte capacidad transformadora e innovadora porque, más allá de lo que se pueda pensar superficialmente, la Industria de la Defensa no es sólo armamento y municiones, es una industria intensiva en investigación, innovación y tecnología. Las Fuerzas Armadas trabajan con herramientas que incorporan las más avanzadas tecnologías.
Desde las instituciones europeas se está haciendo, especialmente en los últimos tiempos, una fuerte labor para promover la Industria de la Defensa, no solo como sector estratégico, también como sector clave para el desarrollo de la tecnología y la innovación. La inversión en Defensa permitirá a Europa, y a todos los países miembros, avanzar en I+D+i.
Además, la inversión en la Industria de la Defensa tiene también una fuerte repercusión social, ya que las tecnologías inicialmente destinadas a la defensa siempre terminan impactando en la sociedad civil con avances y aplicaciones de un alto valor añadido. Además, la Industria de la Defensa también promueve y fomenta el talento dentro de las universidades, lo forma y lo desarrolla.
La importancia de una Cultura de la Defensa
Lo que no se comunica no existe. En España, históricamente, no se ha realizado una comunicación asociada a la Industria de la Defensa. Por ello, la sociedad en general desconoce qué es en realidad esta industria, sus implicaciones, su funcionamiento y su importancia.
La Industria de la Defensa en España está muy necesitada de un relato. Es necesario explicar y transmitir a la sociedad civil qué es y qué supone la Industria de la Defensa. Es necesario construir una Cultura de la Defensa que apenas existe en nuestro país. Hay que construir una narrativa y ser capaces de transmitir a los ciudadanos cómo la Industria de la Defensa contribuye de forma crucial a la soberanía nacional y ayuda a elevar nuestro peso específico en las instituciones y organismos internacionales.
No solo es necesario promover la Cultura de la Defensa entre el gran público, es también muy importante extenderla entre los dirigentes, las élites sociales, los que toman las decisiones. Si esto no ocurre, los presupuestos y las inversiones terminarán decayendo de nuevo, con las implicaciones negativas que ello supondría.
La situación coyuntural favorece el impulso de una Cultura de la Defensa. El público y los dirigentes se encuentran más receptivos a los mensajes relacionados con la Defensa. Debemos aprovechar la contingencia para promover una verdadera Cultura de la Defensa y evitar el riesgo de volver a la antigua concepción de la Industria de la Defensa española una vez la situación bélica en Ucrania finalice.
Periodismo de Defensa
Aunque existe una labor importante por parte de los gabinetes de comunicación de las empresas del sector y, por supuesto, por las Fuerzas Armadas, se antoja recomendable para la expansión de una Cultura de la Defensa la creación de la figura del “periodista de disuasión”. Siempre han existido los periodistas y corresponsales de guerra. Su labor es muy importante y encomiable, pero deberíamos empezar a hablar también de “periodistas de disuasión”.
La prensa tiene que ejercer también una labor de comunicación sobre lo que hay que hacer para evitar las guerras y aquello que es necesario para mantener segura y defendida a nuestra sociedad y nuestro país. Esa tarea va mucho más allá de informar sobre los conflictos cuando estos se producen. Hay que informar y comunicar también sobre todo lo que hay tras un mundo seguro.
Los periodistas pueden contribuir mucho a la Cultura de Defensa, e incluso a la defensa misma. Se antoja importante que lo que hasta ahora era meramente competencia del ámbito militar se entienda también entre el público general. Hay que traducir a la sociedad en general la complejidad y las implicaciones de todo lo relativo a la Industria de la Defensa. Hay que hacer de la Industria de la Defensa algo entendible.
Información y desinformación en contextos bélicos
En los últimos años, tres hitos han marcado la realidad internacional: el Brexit, la Covid-19 y el ascenso de Trump al poder.
Actualmente, nos encontramos ante otro nuevo hito: la Guerra en Ucrania. Rusia actualmente no cuenta con una industria militar lo suficientemente potente como para ganar la guerra que está luchando, por ello ha optado por utilizar el arma de la desinformación. De esta manera, ha conseguido crear una burbuja cognitiva gracias a la propaganda. En Rusia se controlan los medios de comunicación hasta tal punto que los ciudadanos se convierten en “zombies cognitivos”. Esto hace que para Occidente sea prácticamente imposible penetrar en Rusia con información.
Los dirigentes rusos han conseguido hacer creer que en Rusia no existe una guerra contra Ucrania, sino una guerra contra los nazis y una misión para librar a Europa de éstos, tal y como hicieron en la II Guerra Mundial. Así, los rusos luchan convencidos, por una causa justa, sin importar muertes, daños, etc.
Para superar y avanzar en el estado actual de guerra, lo adecuado según muchos expertos no es una resolución militar, sino la posibilidad de llegar a un acuerdo político, en el que perderán ambas partes, definiéndolo China y Estados Unidos.
Para luchar contra la desinformación es importante mantener la esencia del periodismo que se fundamenta en ver, oír y, más tarde, contar lo sucedido, siendo una de sus funciones principales luchar contra la desinformación. Dicha desinformación no se genera solo con noticias falsas o bulos; en ocasiones se trata de noticias basadas en hechos verdaderos pero que son malinterpretados y a los que se les atribuyen conclusiones falsas.
Los corresponsales de guerra acuden para contar historias humanas, dar voz a las personas que no la tienen y aportar una continuidad informativa a todas las vivencias en la guerra. La ética profesional es suficiente para establecer los límites que no se deben traspasar para proteger a las personas que participan en estos conflictos.
En ciertos momentos, estos corresponsales se encuentran con dificultades, como poco espacio mediático para informar, prejuicios con la edad, género del periodista, falta de medios, barreras idiomáticas… entre otros aspectos que surgen en el día a día. Aun así, en la mayoría de las ocasiones se encuentran acogidos y están agradecidos por la amabilidad de la población local.
Por tanto, se debe recordar la importancia de la información, que funciona como un arma más. Para hacer un buen análisis de la situación que se va a contar es importante saber escuchar con atención y humildad. Se deben escuchar muchas opiniones de los que saben para generar la propia.